Hace un tiempo hablaba con una amiga sobre la idea del éxito y cómo ha calado en la gente de nuestra generación. Ella, algo más mayor que yo, me comentaba que veía que la gente de menor edad estaba más obsesionada por labrarse una carrera profesional digna de admiración y reconocimiento que por vivir. En definitiva por “ser alguien”.
La verdad es que no sé si es algo que se puede achacar a una generación o simplemente una causa directa de los tiempos en los que vivimos, porque no nos engañemos, seamos de la generación que seamos la mirada del otro siempre ha sido importante en la imagen que proyectamos o la que queremos proyectar. La opinión de los demás es a veces tan fuerte que nos llega hasta el tuétano, confundiendo nuestros verdaderos objetivos con lo que otros suponen para nosotros.
Sin embargo es cierto que nuestra generación, la de aquellos que tenemos entre veintipocos y treintaipocos, ha crecido en una sociedad cada vez más hiperconectada, en la que todo se comparte y todo se ve, los éxitos son más sonados y los fracasos… más ruidosos.
En este contexto la idea de llegar a “ser alguien” se ha sobrealimentado por el exceso de información, convirtiéndose en un anhelo constante de esos hijos de la clase media recién salidos de la universidad a los que pertenezco. Como ejemplo, no es nada extraño encontrarse en nuestras redes sociales con gráficos, imágenes o frases célebres de los grandes triunfadores de nuestra época: “Steve Jobs alcanzó el éxito a los 25, ¡corre, que tú todavía estás a tiempo!”.
Por supuesto que no hay nada malo en ser ambicioso, ni en querer algo con todas tus fuerzas y trabajar por ello. Al contrario. Tener un objetivo y disfrutar del camino hacia él, trabajando en algo que nos apasione, por mucho que sea arduo, es uno de los caminos más directos a la autorrealización y por lo tanto la felicidad. Pero no es de eso de lo que estamos hablando aquí.
Estamos hablando de esas veces en las que inconscientemente trabajamos sin descanso para obtener la aprobación y admiración de otros. Esas veces en las que queremos conseguir algo sólo para aumentar nuestra reputación o porque eso nos hará exitosos a los ojos de otros sin pensar en si realmente el camino nos está haciendo felices.
Sólo tenemos una vida, y a estas alturas ya habréis podido comprobar lo corta que es. No podemos vivir para contentar a los demás, ni para hacer lo que otros esperan de nosotros. No podemos obsesionarnos con la idea del éxito planeando como un buitre sobre nuestras cabezas, afectando a nuestras decisiones y a nuestra manera de vivir. No podemos alimentarnos de futuribles en los que nos veamos como grandes expertos aplaudidos y alabados por su inteligencia mientras no somos felices en el presente. No es sano. Ni útil.
Porque además, después de tanto trabajo con ese objetivo, quizá ese futuro nunca llegue. Y si llega seguramente el reconocimiento ya no nos parecerá suficiente, y queramos más. Y nuestro ego será un animal permanentemente insatisfecho y el tiempo empleado en conseguir ese éxito para complacer la opinión de otros se habrá perdido para siempre.
Sin embargo, esto que en teoría es sencillo a menudo se vuelve difuso en la vida real. Por eso no está de más utilizar algún truco. Cuando tengamos momentos de duda sobre el camino que estamos siguiendo simplemente preguntémonos: ¿lo que estoy haciendo hoy me llena, me entretiene, me divierte? ¿lo que hago en este momento me provoca ganas de seguir trabajando, me despierta curiosidad, me aviva el deseo de aprender? Y sabremos que estamos dedicando nuestro tiempo a lo que realmente queremos y no a lo que se espera de nosotros.
P.D. Y tú, me interesa muchísimo tu opinión en este tema ¿lo has pensado alguna vez? ¿estás de acuerdo con la idea del “éxito” actual? ¿te has planteado por qué queremos «ser alguien»?
*Foto de portada: Unsplash
Marta
octubre 2, 2016Me parece una reflexión súper interesante, no es la primera vez que este tema se me pasa por la cabeza. (Te recomiendo conocer la historia de Vivian Maier, una fotógrafa que nunca tuvo éxito, si siquiera se molestó en tenerlo, y ahora es un gran icono)
Opino igual que tú, creo que se pone por delante la admiración ajena antes de la felicidad propia, y eso en el futuro acaba consumiendo. Y no voy a mentir, alguna vez sí que me ha salido la chispa de querer «ser alguien» pese a las consecuencias, ¡así que se agradecen tus trucos finales!
Siempre es un placer leerte, ¡un abrazo!
Alba
octubre 3, 2016Muchas gracias por tu comentario Marta 🙂 A todos nos pasa, por eso es tan útil aprender a identificarlo y a saber si estamos caminando en la dirección que queremos. ¡Un abrazo!
Beatriz
octubre 3, 2016A veces es muy difícil diferenciar lo que esperamos de nosotros mismos de lo que los demás esperan de nosotros y también nuestra felicidad de la felicidad compartida con los seres queridos que nos rodean y nos influencian. Yo personalmente me veo en esa tesitura en mis reflexiones muy a menudo e incluso cuando trazo un plan hacia algo que creo que me puede hacer feliz, aunque sea como medio, las personas que me quieren cuestionan la validez de mi decisión.
Genial este análisis porque, como es propio del carácter de tu blog, lo que deja claro es que el estatismo no es la respuesta y que hay que buscar mecanismos para conseguir nuestra vida simple y feliz.
Alba
octubre 3, 2016¡Hola Bea! Pues sí, al final todo se reduce a eso: conocernos y buscar respuestas para ser lo más felices posible. Gracias por pasarte 😉
Ana
octubre 3, 2016Creo que hoy en día, el éxito es concebido como algo material: una persona que tiene éxito tiene una pequeña (o gran) fortuna y un cierto status social. Sin embargo, no somos conscientes de que cambiar nuestro tiempo por dinero es el mayor error que podemos cometer.
Lo que es importante es construir una vida que encaje con nuestros valores, creencias, intereses y deseos, y dedicarnos a aquello que nos hace felices sin importarnos lo que piensen aquellos que nos rodean: al fin y al cabo, el éxito no es concebido por todos de la misma forma.
Te dejo el enlace a un artículo sobre este tema que escribí y que puede resultarte interesante: http://comoserminimalista.com/conseguir-trabajo/
Alba
octubre 3, 2016Hola Ana, muy interesante tu artículo, sobre todo la ecuación del éxito. Como bien dices el éxito no es concebido por todos de la misma forma, por eso más razón para ahondar en qué es lo que queremos y dejar de preocuparnos por lo que esperan los demás. ¡Gracias por comentar y por compartir tu post!
Iker
octubre 4, 2016Hola Alba,
en mi opinión todo depende de cómo entendamos el éxito.
Actualmente, se ha generalizado la idea (sobre todo entre la gente millenial) de que si no eres reconocido en tu comunidad, si nadie se acerca a ti y te da palmaditas en la espalda por esto o por aquello, estás viviendo una vida gris y anodina.
La cultura de las redes sociales, la publicación y retransmisión de nuestra vida privada (incluso creada artificialmente), los Grandes Hermanos, los MHYV y otros tantos… son la forma de ver que tienen actualmente las generaciones jóvenes el éxito. No hay camino por recorrer, solo hay metas; no hay procesos de trabajo, solo resultados; no hay constancia, superación, trabajo, esfuerzo, solo hay resultados y nónimas millonarias…
Esta visión del éxito lo único que trae son juguetes rotos, gente descabezada, vapuleada y humillada por la sociedad; gente con vidas artificiosas, irreales, mucho postureo y poco contenido…
Me acuerdo cuando un ex entrenador del Real Madrid declaro: «Todos los chavales que juegan al fútbol quieren ser Cristiano Ronaldo pero lo único que hacen para serlo no es trabajar y esforzarse, es ponerse un pendiente y cortarse el pelo como él».
La teoría de la pirámide de Maslow lo explica a las mil maravillas: todos necesitamos reconocimiento para lograr la autorrealización. El problema es cuando las caracterísiticas que dio el psicólogo Abraham Maslow a esa autorrealización: el autorreconocimiento, el respeto, la confianza y el éxito, se prostituyen y queda única y exclusivamente el afan de notorioedad, ¡que no de éxito!
Otras generaciones como la nuestra, cuando nos preguntaban aquello de qué quieres ser de mayor, siempre decíamos: bombero, médico o astronauta; actualmente sueñan con ser tronistas, salir en televisión y convertirse en futbolistas.
Para mí, la receta está clara, disfruta de los tuyos, aprovecha los momentos y goza siempre del viaje, no solo de la meta.
Besos!
Marta
octubre 6, 2016Hola Iker, te respondo porque no sabes lo que he difrutado leyendo tu comentario.
Creo que no hay momento en el que te falte razón, el problema esta en que la sociedad nos ha enseñado que podemos tener éxito en lo que nos propongamos sin hacer ningún tipo de esfuerzo. No conocía la declaración del ex entrenador, pero creo que es perfecta. Y como tú dices, probablemente sea culpa de la cultura de los shows de tv, de las rrss… Creen que al éxito se llega de un salto, sin despeinarse siquiera. Cuando la realidad es completamente diferente.
Que obsesionados están con la meta y que poco disfrutan del camino.
¡Me apunto tu receta y te mando un abrazo!
Nuria Líquida
noviembre 24, 2016Muy de acuerdo con los comentarios. Hoy día parece que el éxito debe ser material y público. Y hay todo un camino de experiencias y reflexión personal hasta desmarcarte de la idea de éxito en nuestra sociedad actual y entender que ésto no tiene por qué ser así.
patricia
noviembre 10, 2017Hola en mi opinión creo que es como todo,el éxito sin esfuerzo no nos parecerá tan exitoso,,poruqe lo que cuesta es lo que duele y cuando consigues algo con esfuerzo la satisfeccion es enorme ahora bien ¿como te encuentras en el camino hacia ese éxito entre comillas? disfrutar del camino ya es un éxito,,yo llevo 17 años trabajando en el mismo sitio la mitad de mi vida el trabajo me gusta pero en estos años hay algo que no es material ni siquiera económico que hace que me mantenga aquí que nunca haya buscado otro trabajo y es lo motivada que me siento,,durante muchos años me esforcé por ser la mejor para tener un puesto seguro y por suspuesto crecer aquí dentro pero después de todos los años cuando me propusieron ser responsable baraje,,y mi trabajo me encanta pero venir disfrutar con lo que haces y irte sin la responsabilidad de los demás es lo que me ha mantenido aquí,me gusta lo que hago no superviso ni tengo que hacer reuniones para echar a nadie asi que en mi puesto es en el que he crecido como persona y como empleada y asi quiero seguir, para mi esto ya es un éxito yal contrario de lo que siempre pensé ahora lo que barajo es reducir mi jornada para disfrutar de mi familia mas tiempo.
Alba
noviembre 13, 2017¡Hola Patricia! Por supuesto, el éxito es muy relativo y no tiene por qué estar asociado con la felicidad a no ser que sepamos muy muy bien lo que nos hace felices. Y en eso estamos ¿no? 😉 ¡Un abrazo!