Hoy, 5 de junio, es el Día Mundial del Medio Ambiente, y no quería desaprovechar la ocasión (junto con mis compis de ¡Hola Eco! Colectivo) de utilizar esta jornada para reflexionar sobre el entorno que nos rodea y cómo podemos cuidarlo.
Ya hemos tratado en el blog de recursos prácticos para proteger el medio ambiente. Desde cómo respetarlo en nuestras excursiones a cómo reducir el uso de plásticos en casa, o quizá el más importante: cómo educar a nuestros peques en su cuidado. Sin embargo, hoy hablamos de una manera de cuidar el medio ambiente que a simple vista no es tan evidente, aunque sí es igual de importante: el minimalismo, la vida simple, el vivir solamente con lo que necesitamos y nada más.
El minimalismo equivale a intentar vivir con lo imprescindible, desechando las posesiones innecesarias y de esta manera valorando lo que realmente nos hace felices. Y tú, como crítico lector que eres te preguntarás: ¿y qué tiene eso que ver con el medio ambiente? Pues todo. Porque la sostenibilidad es un efecto colateral maravilloso del minimalismo y viceversa. Y sobre todo porque vivir de manera simple y minimalista significa REDUCIR:
Reducir el consumo de nuevos objetos
El argumento primordial del minimalismo, aparte de reducir lo que ya poseemos, es la reducción de la compra de nuevos objetos. De esta manera evitamos la contaminación generada por el transporte desde su punto de origen hasta la tienda, los recursos de energía, agua y materiales utilizados en su producción así como en etiquetados y empaquetados y la energía y recursos que destinamos para su cuidado. Pero por supuesto, hay veces que no nos queda otra que consumir, porque necesitamos esos objetos. En ese caso lo importante es…
- Reducir el consumo de productos realizados con materiales de mala calidad y baja durabilidad
Cuando necesitemos consumir, es mejor hacerlo adquiriendo algo de buena calidad y con alta durabilidad para evitar desaprovechar más recursos de los necesarios. Un buen ejemplo es la ropa. Como ya hemos contado en el blog, la ropa es una de las mejores maneras de comenzar a experimentar con el minimalismo. Pero también con la sostenibilidad. La idea está en reducir el consumo de prendas hasta sólo las que realmente utilizamos (por ejemplo con la creación de un armario cápsula) y obtenerla de fuentes sostenibles y responsables. Y eso no significa que toda nuestra ropa tenga que ser de producción ecológica. Puede ser de segunda mano o simplemente ropa básica de buena calidad y hecha con condiciones laborales justas, que conforme un buen fondo de armario, que nos siente bien y sobre todo que nos dure mucho tiempo. Solamente con eso ya estamos echando una mano al medio ambiente.
- Reducir el consumo de productos elaborados en países lejanos
El minimalismo aboga por consumir de manera consciente, por lo que fomentar la producción y el comercio local es clave tanto para esta filosofía de vida como para el medio ambiente. Un ejemplo cotidiano es la comida. Si consumimos productos locales (si son locales y ecológicos mejor que mejor), conocemos de dónde proceden los alimentos que comemos, enriquecemos el comercio local y reducimos el coste ambiental provocado por el transporte.
Reducir el uso del transporte privado
No utilizar el coche y hacer uso del transporte público o la bicicleta no sólo es bueno desde el punto de vista del minimalismo (no hay necesidad de espacio extra, no hay preocupaciones, ahorramos dinero, etc.), sino que ayuda a reducir la contaminación.
Reducir el espacio de la vivienda
Vivir en casas de un tamaño ajustado a nuestras necesidades es una alegría minimalista. En una vivienda con las dimensiones adecuadas a tu modo de vida tienes el suficiente espacio para guardar sólo lo necesario y necesitas invertir menos horas en limpiar y ordenar con lo que obtienes más tiempo para ti. Pero además, vivir en una casa pequeña también ayuda al medio ambiente. Piensa en toda la energía gastada en calentar tu casa en invierno, o enfriarla en verano, en los recursos energéticos y de agua que inviertes en limpiarla, así como en los productos que usas…
Reducir el uso de objetos electrónicos
Una buena parte del minimalismo consiste en ayudarnos a re-conectar con aquello que ya tenemos y que nos hace muy felices pero a lo que, a veces, no prestamos atención: familia, amigos, entorno, etc. En estos tiempos veloces, nuestras horas son robadas por aparatos electrónicos, que además necesitan un goteo permanente de energía para seguir funcionando. Por lo tanto dedicar menos tiempo a la televisión, móvil u ordenador es beneficioso tanto para ti como para el medio ambiente.
En resumen, el minimalismo implica reducir consumo, energía y recursos. Por eso, hoy gritamos a los cuatro vientos que el minimalismo y el cuidado del medio ambiente son los mejores amigos 🙂 ¿Te animas a practicarlos?
¡Hola Eco! Colectivo en el Día Mundial del Medio Ambiente
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P.D. Y tú ¿también crees que el minimalismo es el mejor amigo del medio ambiente? ¿se te ocurren otros aspectos en los que reducir ayude a proteger nuestro planeta?
*Foto de portada: Unsplash
Carmela
junio 7, 2016Totalmente de acuerdo! El minimalismo acaba siendo una gran liberación 🙂