¡Hola hola! ¿Qué tal ese verano? ¿Cómo estás llevando la vuelta? Por aquí todo bien, es lo que tiene trabajar en temporada alta (y además en una oficina así de bonita), que septiembre es un camino de rosas.
Hoy retomo un poco la escritura en el blog para hablar de uno de mis temas favoritos ¡El consumo!
HABLEMOS DE CONSUMO
A veces cuando se empieza a hablar mucho de algo los términos se difuminan y acabamos por confundir significados y matices. Por eso me apetecía mucho escribir este post. Para aclarar conceptos y aportar un poco de luz en el tema del consumo.
Según la RAE el consumo es «la acción y efecto de consumir», y a su vez consumir es «utilizar comestibles u otros bienes para satisfacer necesidades o deseos» (curiosamente la primera acepción de consumir es «destruir, extinguir». El lenguaje, que es caprichoso).
Definido como lo hace la RAE, el consumo se basa en satisfacer necesidades y deseos. Y aquí empieza la cosa a ponerse interesante. Si el consumo pasara sólo por satisfacer las necesidades de cada individuo, conceptos como consumismo o necesidades creadas (más adelante hablamos de ellos) simplemente no existirían. El problema empieza en la segunda parte de la fórmula: «el consumo se basa en satisfacer necesidades… y deseos«.
Hago aquí un inciso para resaltar que es totalmente legítimo tener deseos o ilusiones materiales y desde luego este blog dista mucho de ser un púlpito moralizante en lo que a este tema se refiere. Cada uno sabrá los límites éticos que le pone a esa lista de deseos. Fin de la cita 😉
El problema, sin embargo, comienza cuando la mayor parte de nuestro consumo se destina a esos deseos, relegando nuestras necesidades reales. Es entonces cuando empezamos a hablar de consumismo.
CONSUMISMO, O CONSUMIR SIN NECESITARLO
Volvemos a nuestra amiga la RAE para descubrir que consumismo es la «tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios». A lo que yo añadiría (con permiso de los académicos), «sin tener en cuenta la procedencia, las condiciones de fabricación, los materiales, el ciclo de vida o el impacto ambiental y en las personas del producto».
Con esta definición no es de extrañar que el consumismo esté íntimamente ligado a la forma de vida de los países occidentales o capitalistas, en los que la cultura del consumo es algo promovido de manera consciente por los gobiernos y entidades internacionales. De hecho, esto también tiene un nombre: la sociedad de consumo, «basada en un sistema tendente a estimular la producción y uso de bienes no estrictamente necesarios».
Lo estoy simplificando mucho muchísimo porque esto tiene mucho más mejunje, pero podríamos decir que el gran problema de la glorificación del consumo es que nuestra sociedad se basa en el crecimiento económico ilimitado en un planeta con recursos limitados y una desigualdad evidente entre occidente y el resto del mundo.
Pero ¿por qué consumimos productos o servicios que no necesitamos? Aaaaaaamigos/as… atención, atención porque aquí es donde entran en juego las necesidades creadas.
EL CONSUMISMO Y LAS NECESIDADES CREADAS
En la asignatura de Publicidad y Relaciones Públicas de la carrera me quedó muy claro que el consumismo se basa en necesidades creadas. Falsas necesidades que nos hacen adquirir productos y servicios para satisfacer nuestra necesidad real de autoimagen.
Este fenómeno (bien conocido, que no estoy yo ahora poniendo el pie en la luna) ocurre a todos los niveles. Con la ropa que escogemos, el coche que compramos, el viaje que hacemos o incluso la comida que comemos estamos eligiendo quién queremos ser y qué imagen queremos proyectar. Así, si queremos parecer exitosos debemos tener siempre el último modelo de móvil o si nuestra autoimagen tiene más que ver con el espectro alternativo iremos a la peluquería una vez al mes para llevar el pelo perfectamente desaliñado. (Esto son sólo ejemplos, ¡que nadie se dé por ofendido!)
Adonde quiero llegar hablando de las necesidades creadas es a que en ocasiones es difícil identificar de dónde viene el impulso que nos hace consumir. A veces es complicado saber si consumimos respetando nuestras verdaderas necesidades o por afianzar una autoimagen concreta (sea ésta la que sea).
EL CONSUMO COMO MODELO DE CAMBIO
Pero, aunque aquí hemos hablado de las consecuencias negativas del «consumo de deseos» o consumismo, es cierto que el consumo no tiene por qué ser malo. Y de hecho podemos mejorar situaciones injustas, denunciar problemas o apoyar buenas causas si consumimos de manera responsable.
¡OJO! Y esto es importante. El primer paso para consumir de manera responsable es consumir menos. Si no, corremos el peligro de caer en el falso consumo responsable del que hablaba en este post.
HACIA UN CONSUMO RESPONSABLE
Ahora que ya hemos aclarado los términos consumo, consumismo o necesidades creadas ha llegado la hora de pasar a la acción. Si crees que tu consumo está más guiado por creencias de autoimagen que por necesidades reales, te animo a que te pases por esta sección del blog o que eches un vistazo a los posts de aquí abajo sobre consumo responsable ¡y que me cuentes tus reflexiones en comentarios!
Las 3 preguntas clave para comprar de manera ética
5 Documentales imperdibles sobre consumo y minimalismo
El pequeño comercio sí que somos todos
¿Es el consumo responsable una mentira? Los peligros del falso consumo responsable
Los mejores comentarios de los lectores sobre consumo responsable
El low cost sale caro: alternativas sostenibles al consumo de ropa
P.D. ¿Y tú? ¿Crees que consumes por necesidades reales o creadas? ¿Crees en el consumo como modelo de cambio? ¡Me encantaría leer tus reflexiones en comentarios!
Foto de portada: Annie Spratt en Unsplash
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Alberto
septiembre 5, 2018Muy importante! Sin embargo nunca me eh preguntado si son necesidades creadas o en verdad son necesidades.. Me eh puesto a pensar en ello y ahora que lo analizo si tengo bastantes necesidades creadas «falsas» por ejemplo comprar cereal si ni siquiera lo consumo todo! Lo demas se echa a perder y fin!..
Otra cosa,y que me eh fijado gracias a este escrito (tu tema sobre el consumo) es que tengo algo de dinero en mi bolsa y y aunque no haya necesidad , lo gasto en cosas como papas galletas etc… Gasto solo por gastar, y mi economía no esta tan bien que digamos como para andar gastando haci..
En fin gracias por ello, ahora tratare de dejar eso de malgastar jaja ¡Saludos!
Alba
septiembre 6, 2018¡Hola Alberto! Si nos paramos a pensar es cierto que muchas de nuestras «necesidades» son creadas. Muchas veces al hablar con personas mayores me doy cuenta de cuántas cosas que ahora consideramos necesarias ellos ni las podían oler. Y vivían, y criaban, y trabajaban… Todo un tema éste 🙂 ¡Gracias por comentar!
STEPHANIE
septiembre 5, 2018Hola Alba!
Excelente post, muy bien explicado.
Alba
septiembre 6, 2018Gracias Stephanie! Un abrazo 🙂
Alberto Antonio "Ávalon"
septiembre 7, 2018Acabo de compartir en G+ el artículo que me gusta bastante, si deseas ver otras experiencias minimalistas visita y curiosea mi colección de minimalismo en mi perfil de G+ te pongo una entrada ya vija de él, http://tribunaavalon.blogspot.com/2016/03/una-persona-normal-como-las-demas.html
Saludos
Alba
septiembre 11, 2018¡Gracias por el link! Saludos!
La Hermandad de Hombres Rudos
septiembre 7, 2018Alba, felicitaciones por tu post. Como siempre es un gusto leer lo que escribes.
De un tiempo para acá, cuando decidí llevar un estilo de vida simple y minimalista, he empezado a dejar de lado hábitos de consumo irresponsables y bastante costosos por cierto. Tengo un celular gama media que cumple satisface perfectamente mis expectativas, no tengo auto porque no lo necesito, eliminé de mi casa todo lo que no usaba y solo ocupaba espacio, reduje a lo mínimo el consumo de alcohol que era un aspecto que me causaba problemas familiares y ni decir que era una fuga considerable de dinero pues el trago es un vicio caro. Últimamente he adquirido cosas de segunda mano, en un excelente estado y a un precio que da risa.
Para vivir bien no se necesita tanto. Es más mientras más ligero sea el equipaje, más se disfruta el viaje.
Un abrazo.
Alba
septiembre 11, 2018Claro que sí! Al final no se necesita tanto (¡ni tan nuevo!) para cubrir nuestras verdaderas necesidades. Gracias por comentar!
La Hermandad de Hombres Rudos
septiembre 8, 2018Alba, felicitaciones por tu post; como siempre en un placer leer lo que escribes.
Desde que decidí llevar un estilo de vida simple y minimalista he estado dejando de lado hábitos de consumo que iban en detrimento de mi economía y que no eran amigables con el medio ambiente.
No tengo auto pues en estos momentos lo considero innecesario, uso un celular de gama media y soy enemigo de la publicidad que nos impulsa a comprar sin pensar y últimamamente he adquirido productos de segunda mano en muy buen estado y a un precio que da risa.
Un fuerte abrazo.
patricia bravo
septiembre 8, 2018Hola Alba!!
La verdad es que yo en este año he elñiminado muchísimas cosas que siempre pensé que eran necesidades aunque nunca me había parado a ver si eran reales o creadas,,ahora si veo la diferencia en lo único que no escatimo es en la alimentación, comer bien y saludable para mi familia es prioridad pero habían mil cosas sobre todo lo relacionado con la moda que eran creadas por mi mente tener mas ropa o que sea de lo ultimo que zara (ejemplo) pone en sus tiendas no me hace ni mejor ni ir mas guapa,realmente.Y asi con muchísimas cosas cada dia mas feliz eliminando todo aquello que no hace al mundo mejor.Un saludo.
Alba
septiembre 11, 2018Eso es Patricia, muchas veces las necesidades creadas las tenemos tan asumidas que casi ni nos damos cuenta de que no son nuestras, sino impuestas desde fuera. ¡Un abrazo!