Todavía me sigue sorprendiendo la cantidad de gente que abre los ojos como platos cuando digo que en mi casa no tenemos tele. Y no es por snobismo o tontería, ya que me sorprende por igual la gente que cree que no tener tele es sinónimo de ser intelectualmente superior. Estos últimos me recuerdan a una escena genial de La Grande Bellezza en la que una tv-star aparece en una fiesta y una señorona dice que no sabe quién es porque nunca ha tenido televisión. Entonces su amiga le responde: “Viola, ya sé que no tienes televisión. Desde que te conozco me lo dices casi todos los días”.
La verdad es que en mi casa no hay televisión porque cuando mi chico y yo nos fuimos a vivir juntos por primera vez, nuestro piso de alquiler no contaba con el susodicho aparato. Tan simple como eso. Pero con el tiempo, descubrimos que no necesitábamos la televisión tanto como pensábamos. El hecho de no tener tele nos hizo cambiar de hábitos: empezamos a dedicar nuestras tardes-noches a cocinar juntos, escuchar música, leer en el sofá o simplemente hablar. Y de esa manera descubrimos la tranquilidad que nos proporcionaba ese espacio íntimo al finalizar un caótico día de trabajo.
El no tener televisión, aparte de suponer un problema para buscarle un sitio a la flamenca y el toro, levanta muchísima curiosidad. Muchas veces la gente que me rodea me pregunta si no echo de menos el aparato. Y a decir verdad, sólo hay algunos momentos en los que lo hago. Es en esos días que no quieres pensar y sólo te apetece ver programas idiotas como el de los gemelos buenorros que te reforman la casa en un pis-pas. Pero son los menos. Gracias al cielo.
Para el resto de días, si me apetece ver una película o una serie, recurro al maravilloso mundo de las plataformas online. Sin anuncios, pausándolo cuando quiero y sin ese horario noctámbulo tan propio de las cadenas generalistas que nos provoca unas ojeras que ni el pequeño vampiro.
El caso es que después de no tener televisión durante varios años y de hablar del tema con amigos y conocidos he llegado a una conclusión: todo el mundo debería probar a vivir sin tele al menos por un tiempo.
No me entendáis mal. Hay mucha gente que adora la televisión y es genial que puedan disfrutar de ella, pero hay otras muchas personas que se enchufan al electrodoméstico más por costumbre que por ganas y nunca se han planteado apagarlo e invertir su tiempo en otras alternativas. Por eso me gustaría que si sois del segundo grupo probéis a vivir sin tele y nos contéis el resultado.
P.D. Y tú ¿crees que podrías vivir sin televisión?
*Foto de portada: Unsplash
Wendy
enero 24, 2016Yo ahora vivo sin tele y soy mucho más productiva a nivel personal.. Quiero decir,esos ratos que pasaba delante de la tele y que aumentaban mi pereza han dado paso a buscar cosas que me gusten para «gastar» ese tiempo.. Es maravilloso
Alba
enero 26, 2016Esa es una de las mejores consecuencias de no tener tele… imagínate que de repente un día descubres que te apasiona hacer crochet o pintar maquetas de barcos, ¡la de facetas ocultas que podemos descubrir! ¡Un beso Wendy!
csb
enero 24, 2016¡Yo también vivo sin televisión!, desde hace tiempo. Y no la echo de menos. Todo lo que quiero ver o leer, está online.
Efectivamente, veo y leo todo lo que quiero, y a la hora que yo elijo. Si tengo ganas de perder el tiempo en naderías -cosa que creo estupenda y necesaria de vez en cuando-, hay muchas otras naderías para elegir. Online o no.
Efectivamente, la gente interpreta esto como ser snob. Yo sólo lo interpreto que cada uno vive como quiere. Yo no juzgo, ni dejo de juzgar, a quien sí la tiene y la ve. Efectivamente, no me gusta decir que no tengo TV precisamente porque se interpreta, erróneamente, como que me creo superior. Aunque últimamente he empezado a pensar que la interpretación de otros sobre lo que digo, no es mi responsabilidad. Y que no tengo por qué esconder quién soy. Si surge el tema, voy a decirlo más, sin problema: ¡No tengo TV!
Y efectivamente, creo que se aprenden muchas cosas sobre uno mismo sin TV, aunque sea por un tiempo.
Alba
enero 26, 2016¡Hola CBS! Me alegro de leer otros comentarios de gente sin TV y de comprobar que compartimos las mismas experiencias. Muchísimas gracias por pasarte y espero seguir leyéndote por aquí 🙂
Javi
enero 27, 2016Otro que vive sin tele!! Mismas experiencias. Mismas recomendaciones 😉
Yolanda Garrido
febrero 12, 2016No suelo decir que no veo la TV porque me miran raro jeje pero es así. Creo que hace unos tres años que no veo la tele. Si necesito algo está online y he ganado unas horas de mi escaso tiempo para hacer otras cosas. En casa tenemos TV y la ven los niños un rato después de comer. El resto del día está apagada y no la echamos nada de menos. 🙂
Alba
febrero 13, 2016Me ha encantado tu comentario. Yo no tengo niños pero uno de los debates en caso de criatura es qué haríamos con la televisión: ¿que no supieran de su existencia y silbar distraídamente cada vez que el niño pregunte por Peppa Pig? ¿Ponerles programas online?… Creo que tu solución es muy acertada, porque no hay una prohibición pero todos los días son testigos de cómo invertir el tiempo de otra manera. ¡Muchas gracias por pasarte Yolanda!
juanra
noviembre 27, 2016Me cansé de que la TV fuera el centro de atención en el salón y la quité de enmedio. Sólo tenemos una pequeña para que los pequeños vean los dibujitos en el ratito del desayuno. El resto del día apagada. Ahora el salón está configurado donde el centro de atención son las personas, y a mano la extensa librería (es lo único en lo que nunca seré minimalista). Enhorabuena por el blog, me gusta mucho
Alba
noviembre 28, 2016¡Hola Juanra! La verdad es que pasar el enfoque de la TV a las personas es muy liberador ¡Felicidades y espero seguir leyéndote por aquí!
Gus
diciembre 1, 2016Yo la puse en venta para vivir sin ella , voy a probar y luego les cuento
Alba
diciembre 1, 2016Esperamos noticias Gus 😉