Todos los meses hablamos de esas pequeñas cosas que nos hacen inmensamente felices, esas vivencias que imprimen un recuerdo imborrable en nuestra memoria. Como esos conciertos con amigos o esos viajes que nos cambian para siempre.
¿Pero qué pasa cuando tenemos varios días libres y el bolsillo nivel Carpanta? ¿Tenemos que renunciar a ese tipo de experiencias y quedarnos en el sofá mirando la caja tonta? Absolutamente no. Porque, aunque sea una frase hecha y repetida por millones de almas todos los días, las mejores cosas de la vida no se compran con dinero.
Así que si quieres disfrutar de tus vacaciones sin tener que empeñar un riñón presta atención a los siguientes planes gratuitos para esta Semana Santa, que además podrás realizar en cualquier lugar:
1. Preparar una tarde de sofá y charla entre amigos
Nuestra casa puede ser el mejor lugar del mundo si la llenamos con la mejor gente. Reunir a nuestros amigos en torno a unos cafés (o unos vinos) es una excusa perfecta para recordar viejas anécdotas, compartir las últimas novedades, y hacer futuros planes juntos.
2. Visitar un lugar emblemático de tu entorno
El por qué cuando visitamos una ciudad nueva acudimos a todos los sitios de interés y después de años todavía no hemos entrado en el museo principal de nuestra ciudad es un fenómeno recurrente y extraño que nos afecta a todos y que tiene en vilo a la mitad de la comunidad científica mundial. Como consecuencia, podemos perfectamente haber visitado hasta la última sala de exposiciones de Berlín sin haber puesto un pie en El Prado. No lo desaprovechemos: centros culturales, edificios históricos, centros de interpretación… Cerca de nosotros hay mil sitios esperando ser descubiertos.
3. Crear algo con tus propias manos
Da lo mismo si es restaurar un mueble antiguo, dibujar o hacer un arroz con leche. Disfruta cada instante del proceso sabiendo que tienes todo el tiempo del mundo para dedicar tu atención plena a la tarea.
4. Leer todos esos libros que has ido dejando por falta de tiempo
Muchas veces nos quejamos del poco tiempo que nos queda para leer y desgraciadamente suele ser así. Entre el ajetreo y las obligaciones de nuestra vida diaria, lo que es algo necesario para crecer y abrir nuestra mente a otras realidades se vuelve una excepción. Remediémoslo acomodándonos con ese libro al que le tenemos tantas ganas… y que comience la aventura.
5. Disfrutar de un spa casero
Encender unas velas, poner nuestra música favorita y sumergirnos en el agua caliente de la bañera es un lujo que (de vez en cuando) no viene nada mal. Y si a eso le sumamos una cena sana y rica y una noche de sueño reparador tu casa se convertirá en el mejor balneario.
6. Dar un paseo relajante
El entorno lo escoges tú. A lo mejor es la playa del pueblo de al lado o ese parque de las afueras al que sólo vas una vez al año. El caso es que sea un lugar en el que te sientas a gusto para caminar sin mirar el reloj.
7. Quedar con esa persona
Ya sabes a quien me refiero. Esa persona a la que tanto quieres y con la que hablas de vez en cuando. Esa de la que, tras un par de frases para estar al tanto de vuestras vidas, siempre te despides con un “a ver cuando quedamos y nos contamos cara a cara”. ¿Qué mejor ocasión que ahora?
8. Soltar tensiones haciendo ejercicio
Haz una ruta en bici, sube una montaña o practica tus mejores movimientos bailando zumba. Las opciones son infinitas.
9. No hacer absolutamente nada
Tírate al sol y recarga tus depósitos de vitamina D. O siéntate en el sofá con una manta a mirar la lluvia. O túmbate en la cama y mira al techo mientras escuchas tus propios pensamientos. En pocas ocasiones disfrutamos de tiempo libre para hacer todas estas cosas. ¡Aprovechémoslo!
P.D. Y tú ¿ya sabes cuáles van a ser tus planes para estas vacaciones o vas a disfrutar de una Semana Santa slow?
*Foto de portada: Unsplash