¡Estrenamos la sección “Gente maravillosa de vida simple”! Desde hoy y cada cierto tiempo compartiremos la filosofía de vida, experiencias y reflexiones de gente sencilla pero apasionada, personas que aprecian lo pequeño de la vida y lo hacen grande, humanos inspiradores que merece la pena escuchar.
Y para inaugurar la serie hablamos con El Hato y el Garabato, o lo que es lo mismo, Liliana, José Manuel y sus dos hijas Vera y Lola. Una familia aventurera y emprendedora que, después de dar muchas vueltas por el mundo, ha decidido instalarse en los Arribes del Duero para sacar adelante un proyecto precioso: una microbodega de vino ecológico.
¿Qué es El Hato y el Garabato?
El Hato y el Garabato es un proyecto familiar, de un madrileño y una asturiana que siempre han estado enamorados del pueblo de sus abuelos, de la naturaleza, incluso antes de saber que un paseo por el bosque genera iones negativos : )
¿Cómo comenzó esta aventura?
Nos conocimos estudiando Ciencias Ambientales en Ávila y nos animamos mutuamente a estudiar Ingeniería de Montes, mientras fantaseábamos con los viajes que íbamos a hacer, la familia que íbamos a tener y nuestro retorno al pueblo para poner en marcha algo… Un despido a tiempo hizo que José, que siempre había soñado con el viñedo de su bisabuelo, se animara a hacer Enología.
Becas en el extranjero en materia forestal, masters de desarrollo rural y marketing, viajes, dos niñas y más viajes en familia para aprender de otros lugares y culturas hasta que mayo de 2015 marca el regreso a casa para poner en marcha una microbodega: nace El Hato y el Garabato tras un último año trepidante.
¿Cuándo nació en vosotros el interés por el vino?
El interés por el vino surgió en la universidad. Invité a José a cenar en mi casa y él compró para la ocasión su primera botella de vino “bueno”. A partir de ahí nos aficionamos a disfrutar del buen vino juntos. Otro hito en el descubrimiento del mundo del vino fue un curso de cata de varios meses que realizamos hace un millón de años…
El vino de calidad y ecológico se enmarca muy bien en nuestra filosofía de vida, nos encantan los pueblos, estamos absolutamente convencidos de la necesidad de la gestión sostenible de los recursos, nos apasiona la tradición y nos emociona la innovación. Nuestro vino, tal como nosotros lo entendemos, tiene todos esos elementos en su gestión desde el viñedo hasta la mesa, desarrollo sostenible, tradición e innovación.
Supongo que estaréis pasando por un montón de experiencias nuevas ¿cuál ha sido el momento más emocionante?
La verdad es que es difícil quedarse con un único momento, después de tantos viajes y experiencias pero si tuviéramos que elegir creo que sería nuestra primera vendimia. Vendimiamos nosotros mismos porque para nosotros, es importante entender cómo se comportan las viñas, determinar las cualidades de cada una de ellas, ser capaces de entender de la forma más exhaustiva posible nuestros viñedos.
Pasamos nervios, angustia y algo de miedo. Nuestra filosofía se basa en cuidar al máximo la viña de forma totalmente natural y elaborar un producto ecológico de elevada calidad que transmita de forma fiel la realidad del viñedo y la añada. Esto implica no añadir, entre otras cosas, levaduras comerciales para la fermentación, y que sean las levaduras autóctonas de la propia uva las que comiencen a transformar el mosto en vino… y no comenzaban y pasaba un día tras otro con el incremento de riesgo de perder todo el trabajo, en el momento nos pareció una eternidad… por fin la noche del 27 de septiembre el eclipse lunar total despertó las levaduras y comenzaron a fermentar el vino.
Ahora, con dos vinos excelentes en barrica, lo recordamos como una semana de caos organizado, al que estamos algo acostumbrados en nuestra vida diaria, con el apoyo de familiares y amigos que vinieron desde Asturias, Madrid, Portugal, Italia y Alemania. Celebramos dos cumpleaños, convivimos y trabajamos duro, en un ambiente festivo que esperamos mantener en próximas vendimias.
¿Qué consejos le daríais a alguien que está pensando en emprender para trabajar en su pasión?
Que se trace un plan, que lo escriba, aunque sean tres líneas, no importa, las cosas que escribes ejercen más poder sobre tus decisiones… Que se forme, que aprenda, que pregunte, que viaje.
En nuestro caso cuando José decidió que su pasión era crear una pequeña bodega en su pueblo en Arribes del Duero, nos trazamos un plan para conseguirlo. José se puso en contacto con la que él consideraba la mejor bodega de Toro, Dominio del Bendito, le contó nuestro plan y se ofreció a trabajar en vendimia. Siempre estaremos agradecidos a Antony que desde el principio creyó en el proyecto. Decidimos además que José regresaría a la Universidad de La Rioja a estudiar enología.
Respecto a mí, mi pasión es la gestión empresarial en la que había trabajado durante ocho años. Para gestionar nuestra bodega decidimos que necesitaba más formación… así que a mí me asignamos el formarme en gestión empresarial en una Universidad de Australia, país puntero en vino, educación y calidad de vida, y lejano muy lejano para nuestra familia.
Para llegar a ello tuvimos que retomar el inglés, mientras seguíamos con nuestros trabajos; nuestras hijas Vera con dos años y Lola con apenas unos meses, la Universidad los fines de semana, los exámenes de inglés… Una campaña en California, un año y medio en Australia y cumplidos nuestros objetivos decidimos regresar a casa.
Como nos contáis, habéis vivido en varios países y ciudades, desde Estados Unidos hasta Australia, ¿cómo os habéis adaptado a vuestra nueva vida en un pequeño pueblo zamorano?
Viajar en familia ha sido un reto para nosotros porque supone tener que movernos nosotros, las niñas… hemos ido a partes del mundo con climas diferentes, culturas diferentes… sales de tu zona de confort y aprendes que nada es como es sin más, sino que hay mil formas y enfoques, es muy enriquecedor.
Cuando has cruzado medio mundo con 12 maletas y todo tu mundo patas arriba, te das cuenta de que si has salido de tu zona de confort y has sobrevivido, volver a ella, que para nosotros es nuestro país, es más fácil. Eso sí, en ocasiones te descubres echando de menos rutinas de tu exilio y hay momentos en los que entiendes que las personas que han regresado son diferentes de las que se fueron hace unos años…
Respecto al tamaño no es lo grande o lo pequeño que sea Fornillos o Formariz o Fermoselle, realmente da igual estar en Fornillos que en Adelaide (Australia), hoy en día el mundo está globalizado y aunque suene a tópico es así. Hemos hablado mucho más por Skype, Whatsapp o cualquier otro método con familia y amigos que cuando hemos vuelto.
Tu casa, tu sitio está donde tú quieres que esté. Una amiga que vino a vernos a Australia y a California y allá donde vamos más lejos de Zamora, se llevó algunas maletas nuevas y sorprendida por mi facilidad para hacer equipajes y desprenderme de cosas me preguntó: ¿y si ahora te pierden las maletas? Y mi respuesta fue instantánea… Hace mucho que sé que lo importante de mi vida va conmigo y no metido en maletas.
Parece un cliché pero es así, cuanto más viajas, más aprendes, más creces y menos te cuesta adaptarte a cualquier lugar. Si uno tiene claro lo que quiere y a dónde va… lo demás es sólo disfrutar del camino con los que uno quiere.
Y al hilo de todo esto, ¿qué consideráis imprescindible para instalaros en un nuevo hogar?
Nada, no hay nada imprescindible. Como hemos comentado más arriba estando los cuatro juntos poco más necesitamos para estar bien. En todos nuestros viajes nos hemos olvidado de cosas imprescindibles que después no lo eran en absoluto, a medida que vas soltando cosas de la maleta, menos las necesitas… así que ahora mismo lo que nos pasa al regresar a casa es que anhelamos la libertad que da vivir con menos cosas, lo que pasa es que cuando las tienes es muy difícil deshacerte de ellas…
Si tuviera que elegir una cosa sería un ordenador o un móvil, una herramienta para estar conectado con el resto de gente que queremos.
Sois una familia con dos niñas, ¿cómo es un día normal en vuestra casa?
Un caos organizado. Lo mismo estamos en casa tranquilamente que tenemos que salir corriendo a los viñedos para vigilar la vendimia, que hay que podar, que hay una visita de unos amigos de algún país para ver nuestro proyecto.
A diario las peques van al cole, no es diferente de lo que puede vivir cualquier familia. Viajamos mucho y siempre todos juntos, hacemos un esfuerzo consciente por vivir con una sonrisa y alegría nuestro día a día. Esta vida es una cuestión de actitud y lo más importante para nosotros es ver que nuestras hijas son sumamente felices y eso hace que nosotros también lo seamos.
Hemos encontrado nuestro equilibrio y quizá lo que para otros puede parecer un desgobierno a nosotros nos funciona. Depende de cada uno y de cómo sea capaz de estar cómodo, las rutinas son importantes pero lo es más aun estar todos juntos, todos desde el más pequeño al mayor involucrados y disfrutar con las pequeñas cosas.
¿Qué es lo que más valoráis de vivir en la naturaleza?
Sentir los cambios de estación, la liberación mental que supone pasar horas al aire libre, el trabajo físico que sustituye a los gimnasios de las ciudades, las niñas cogiendo zanahorias en el huerto… son muchas cosas, todas muy pequeñas.
¿Hay algo que echéis de menos de vivir en la ciudad? ¿cómo lo remediáis?
¡Pues si hay algo que echamos de menos todos en casa es el sushi! Parece de chiste pero es una comida que nos encanta a todos y no encontramos muchas oportunidades de degustarlo por esta zona. Pero con un viaje a la ciudad o una compra en internet de los productos básicos somos capaces de remediar esta situación.
¿Cuáles son los ingredientes de vuestra felicidad?
Estar atento a las pequeñas cosas buenas de cada día, relativizar las cosas, reírnos de nosotros mismos…
Y por último, ¿podríais resumir en una sola frase vuestra filosofía de vida?
Nuestra filosofía de vida es la misma que la filosofía de nuestra empresa, y se resume en el nombre de la bodega: El Hato y el Garabato. Que se traduce como «Every last thing», dar todo lo que tengas, poner toda tu energía hasta la última gota en aquello que hagas, disfrutar las cosas pequeñas, cada día, pensar en pequeños cambios que tienen resultados enormes…
¡Muchas gracias Liliana y José! por compartir vuestras experiencias con nosotros y demostrarnos que con pasión, dedicación y apoyo mutuo todo es posible y los sueños… realizables.
P.D. Y a ti ¿te ha gustado este post sobre El Hato y El Garabato? ¿conoces a más «gente maravillosa de vida simple»? Pues preséntanosla mandando un email a hola@unavidasimple.es 🙂
AINHOA Galan
mayo 6, 2016Super inspirador!!! Gracias Alba por encontrarlos y gracias al Hato y el Garabato por compartir vuestra historia
🙂
elHatoyelGarabato
mayo 18, 2016Muchas gracias a ti Ainhoa por leernos y por tu comentario! Te esperamos en Arribes!