La felicidad parece una panacea, algo inalcanzable tras lo que corremos como ratoncillos en una rueda. Compramos libros sobre el tema alimentando industrias gigantescas dedicadas a la búsqueda del júbilo eterno y mientras tanto nos perdemos los detalles de la vida por el camino. La felicidad vende, la felicidad engancha, la felicidad es la mejor estrategia de marketing, lo que provoca que perdamos mucho tiempo buscándola y pocas veces disfrutando de ella.
Ante esto, los críticos dicen que la receta de la felicidad no existe. Yo discrepo. Creo firmemente que existe, solo que no es universal, sino única, personal e intransferible como el DNI. Lo que a una persona le hace sentirse inmensamente afortunada a otra le parece una pérdida de tiempo.
Estos días, como era predecible, estoy feliz y soy feliz. Podría decir que no sé si es por volver a pasar unos días en el norte, por la compañía o por no usar despertador, pero la verdad es que mentiría. Sé perfectamente cuáles son los motivos de mi felicidad. ¿Quieres saber los tuyos?
DESCUBRIENDO LOS INGREDIENTES DE TU FELICIDAD
Piensa en las últimas veces en las que has sido plenamente feliz, en las que no has pensado en otra cosa que en disfrutar como un niño y vivir intensamente el momento: ¿fue cuando condujiste con aquel amanecer de fondo cantando a voz en grito esa canción que tanto te gusta? ¿o cuando te tiraste toda la tarde leyendo ese libro que tantas ganas tenías de acabar junto a la chimenea? ¿o a lo mejor cuando te reuniste con esos amigos con los que hacía tiempo que no pasabas un rato largo?
Ahora busca un patrón, el denominador común de todos esos momentos: ¿en ellos estás solo o acompañado? ¿en qué entorno se producen? ¿qué sensaciones te provocan? ¿cariño? ¿aventura? ¿alegría? ¿diversión? ¿calma?…
En mi caso, después de analizar las situaciones qué más felicidad me habían aportado y encontrar varios patrones llegué a la conclusión de que hay tres elementos que me hacen feliz por separado y producen una explosión nuclear cuando se juntan:
1. Mis amigos y familia
Me llena de una sensación que sólo se puede describir como intensa felicidad que mis sobrinas corran a mis brazos cada vez que me ven o reírme a carcajadas con mis amigas frente a un buen cocido montañés. Aunque a decir verdad cualquier cosa ante un cocido montañés me hace feliz.
2. La naturaleza
No me quiero poner más hippie de lo estrictamente necesario, pero el monte, la mar, las playas, los acantilados, las tormentas, los granizos y los cielos rosas de viento sur generan un torrente de felicidad en mí difícil de conseguir de otra manera.
3. La belleza
No me entendáis mal. No estoy hablando de llevar a un pibón del brazo, por muy feliz que eso pueda hacernos. Me refiero a la belleza que puede transmitir una ciudad bonita (una plazoleta al sol, un edificio antiguo, un callejón escondido…) o una obra de arte (una película, una fotografía, un concierto, un montaje de teatro…).
En resumen, entender nuestra felicidad es un ejercicio vital para conseguirla. Por eso hoy te animo a que descubras los ingredientes de la tuya y puedas, así, llegar a escribir tu propia receta.
P.D. Y tú ¿has descubierto ya los ingredientes de tu felicidad?
*Foto de portada: Unsplash
maialen
diciembre 27, 2015Yo siempre digo que seguramente no sabría describir mi felicidad con palabras pero que seria capaz de hacerlo en una foto, en esa imagen que se te clava en la retinas y que recordándolo sonríes. Y siempre hay algo en común: gente con la que compartirla, mis ojos brillando con la ilusión de una niña y un punto de valentía y locura. Por cierto, una de las fotos de estas navidades sera esa mesa llena de papeles de turrón compartida. 😉