¿BUSCAS INSPIRACIÓN PARA UNA VIDA SIMPLE?

¡Suscríbete a la newsletter y recibe todas las entradas por e-mail!


 

POR QUÉ VIVIR CON MENOS ES VIVIR MEJOR

La semana pasada hablaba de la ilusión del crecimiento económico como motor de nuestra sociedad y supuesto garante de nuestro nivel de vida. Y hoy, de lo que voy a hablar es de un tema similar, pero que nos afecta no como conjunto de sociedad sino a nivel individual: la decisión personal de vivir con menos.

 

Ya decía Pepe Mujica que «o logras ser feliz con poco y liviano de equipaje, porque la felicidad está dentro tuyo, o no logras nada». Y es que la decisión de vivir con lo necesario no tiene por qué implicar vivir peor, de hecho suele provocar lo contrario.

 

¿Y por qué afirmo esto con tamaña convicción? Pues porque en realidad, al vivir con menos lo que estamos haciendo es redistribuir nuestras prioridades, y así reconectar con lo que realmente nos parece importante. Y lo más seguro es que al pasar por este proceso descubras que lo que en el fondo de tu ser es lo más importante, sea tu familia, tus aficiones o tu modo de ganarte la vida, seguramente sea también lo que te hace más feliz. Pero para que quede claro vamos a verlo paso a paso:

 

Identificar tus necesidades para vivir con menos

Siempre desde mi punto de vista, vivir con menos significa vivir acorde con tus verdaderas necesidades. Entre estas necesidades están las «tangibles» como la vestimenta, el alojamiento o el transporte y las «intangibles», aquellas actividades que te hacen sentirte pleno y feliz, por ejemplo el aprendizaje, el deporte o la realización personal.

 

Ojo, que estoy hablando de vivir acorde con tus verdaderas necesidades y no eliminarlas, porque asumo que esas necesidades existen. Para vivir en este mundo necesitamos ropa para protegernos del frío y del calor, un techo en el que refugiarnos o un medio de transporte que nos lleve de un sitio a otro, lo que no quiere decir que necesitemos comprar ropa cada temporada, vivir en un chalet de tres plantas si sólo somos dos en casa o comprarnos un coche de alta gama, porque hay alternativas. Una de ellas es comprar ropa de segunda mano, vivir en un pequeño apartamento o utilizar el transporte público. Pero esta es sólo una opción. La tuya puede ser diferente porque lo importante en el proceso de vivir con menos es identificar tus necesidades reales y encontrar una forma de cubrirlas que no comprometa tus necesidades «intangibles», es decir, aquello que te hace sentirte pleno y feliz.

 

Porque cuando comienzas el proceso de evaluar tus necesidades «tangibles» empiezas a darte cuenta de que aspectos tan importantes como tu tiempo, tu motivación o tu propia felicidad en muchos casos dependen de aspectos materiales. Un ejemplo: ¿alguna vez has trabajado muchas horas por muy poco sueldo en un puesto que no te apasiona como una «inversión» para que algún día te asciendan y entonces ganar más dinero para poder comprarte un coche o un piso o unas vacaciones caras, aunque ese ascenso implique que tengas que trabajar aún más tiempo en el futuro? Pues ese es un caso claro de que tus necesidades «intangibles» (tiempo, motivación…) están siendo comprometidas por aspectos materiales que, en la mayoría de los casos, no son necesidades reales.

 

El cuento del pescador y el del señor de mi pueblo

Seguramente que conoces la historia. Un pescador y un hombre rico se encuentran en el puerto y maravillado el último por el volumen de pesca del primero le pregunta que cuál es su método de pesca. Entonces el pescador le responde que él se levanta sin despertador, desayuna con su familia, va a pescar una o dos horas y luego vuelve a casa, cocina lo pescado y después se dedica a sus aficiones. El rico le explica que si pasara más horas trabajando podría vender su excedente de pesca y tener más dinero, y una vez que lo tuviera, re-invertirlo en otro barco, y así poco a poco aumentar la flota y llegar a tener una gran empresa, para así obtener un beneficio amplio que le permitiría poder hacer lo que quisiera con su tiempo. Entonces el pescador le responde que precisamente eso, disfrutar libremente de su tiempo, ya lo hace todos los días.

 

Esta fábula me recuerda a una historia de mi propio entorno. Como habrás leído si te has pasado por la sección «Sobre mí», nací en un pequeño pueblo de Cantabria. Y he de decir que es pequeño pero precioso y, especialmente en verano, muy pero que muy turístico. Pues bien, hace unos años, un señor que siempre veraneaba allí se acercó a un hombre del pueblo al que ya conocía y con el que solía hablar. El veraneante bromeando le dijo al hombre que ya era hora de que se fuera de vacaciones, que todos los agostos le veía en el mismo sitio y que se iba a cansar del mismo paisaje. A lo que mi paisano le respondió con una sonrisa: «¿me estás diciendo tú, que pagas por pasar aquí el verano, que me vaya de vacaciones cuando esto lo tengo todo el año y gratis?».

 

Ambas historias, tanto la del pescador como la del señor de mi pueblo, me parecen muy ilustrativas para mostrar la importancia de ser conscientes de nuestras verdaderas necesidades para vivir mejor.

 

Cómo vivir mejor con menos

Y después de todos estos ejemplos, fábulas e historias, vamos al lío. Al quid de la cuestión. Al centro de la madeja. Veamos cómo podemos evaluar nuestras necesidades para que vivir con menos se convierta en vivir mejor.

 

Para empezar, es importante revisar nuestras necesidades «tangibles». Y para ello el minimalismo nos será de gran ayuda. Aquí te dejo unos post por si quieres ponerte con ello:

 

Y a la vez, podemos empezar a plantearnos aspectos más profundos que nos ayuden a saber cuáles son nuestras necesidades «Intangibles». Qué es lo que nos hace felices, qué es lo que nos llena, con quién nos gusta compartir nuestras horas, etc. También te dejo unos cuantos post que espero te sirvan de ayuda:

 

¡Ah! Y un bonus track 😉 El vivir con menos también implica revaluar esos compromisos y obligaciones sin sentido que nos parecen obligatorios aunque no nos aporten nada y nos roben tiempo. Frente a eso, por favor, dale al play a este vídeo porque no tiene desperdicio.

 

 

P.D. Y tú ¿qué opinas acerca de vivir con menos? ¿crees que vivir con menos es vivir mejor o tienes otra teoría? ¡Me encantaría leer tu opinión en los comentarios?

 

¡Compartir es vivir! Si te ha gustado este post, compártelo en tus redes sociales 😉

10 comentarios

  1. Alejandro Corena
    junio 12, 2017

    La verdad si esto diera opción de aplauso te mandaría uno… que buen post, muy lindo, en verdad tienes un gran corazón y me alegra que compartas todo estos saberes.. gracias

    Responder
  2. Carlos Mendoza
    agosto 31, 2017

    Personalmente llevo un año en esto de llevar una vida sencilla, muy a la inversa de lo que la gran mayoría de gente que conozco quiere. Ellos quieren un auto más nuevo, más lujoso y más caro (yo ni auto tengo) una casa gigante o rentar un apartamento en un condominio de lujo (yo vivo en un pequeño apartamento por el que pago muy pero muy poco dinero) quieren vivir en una gran urbe y yo me vine a vivir a un pequeño pueblo, muy tranquilo con gente muy amable y lleno de naturaleza.

    En definitiva llevar una vida sencilla implica darle más valor a las relaciones personales, a la salud y la paz interior que a las posesiones materiales.

    Me he enganchado mucho con tu blog y he aprendido cosas muy interesantes. Adelante Alba con tu buena tarea. Bendiciones.

    Responder
  3. patricia
    noviembre 5, 2017

    A mi me encantaría la verdad pero lo intento desde diferentes perpespectivas y no lo consigo,,para empezar trabajo demasiado pero no me queda opciones de momento y eso hace que entre en una espiral de consumir para compensar la cantidad de horas q trabajo o por lo menos para tener la sensación de que me sirve para algo a nivel personal pero soy super conciente de que si me pudiera permitir trabajar menos hay muchísimas cosas de las que podría prescindir porq ue no son nececsarias solo te alivian un segundo,,y con mis hijos me pasa igual los cargo de lo que quiren para que por lo menos las horas que me ausento las aprovechen aunque estarían mejor aprovechadas conmigo yendo al parque al campo o haciendo manualidades,,en fin estoy en ese punto de ponerle solución al problema pedir la reducción de jornada y disfrutar de otra manera, de vivir menos consumista y mas familiar,,gracias alba el leerte y releerte m hace sentirme mucho mas conciente de lo que de verdad importa.

    Responder
    • Alba
      noviembre 6, 2017

      ¡Gracias Patricia! Estás dando unos pasos muy importantes. Darte cuenta de lo que quieres y empezar a cambiar las cosas para conseguirlo y eso se merece un aplauso gordo 🙂 ¡Un abrazo!

      Responder
  4. Alma
    diciembre 20, 2017

    Me encantó el video, nos sentimos tan culpables con las obligaciones sociales y lo hacemos aun cuando no queremos porque nos enseñaron que eso es ser «educado». Es impresionante para mí saber que puedo seguir siendo educada aun cuando digo que no.

    Responder
    • Alba
      enero 1, 2018

      ¡Hola Alma! Totalmente. Se puede ser educado y decir no. Es muy saludable 🙂 ¡Un abrazo!

      Responder
  5. Adriana
    agosto 3, 2018

    Hola. No pide ver elnvideo. Parece que Hou Tube lo quito? (…)Estoy tratando de aprender la sencillez
    No porque posea demasiado sino porque acumulo. Voy tirando cosas pero sigue habiendo otras. Y así…
    Nome dí cuenta que estos últimos años compre cosas que no usamos. Por H o por B. Y me desorganicé.
    Gracias por no vender nada en tu blog.
    Internet solo es marketing y apesta.
    Saludos Cordiales
    Adri

    Responder
  6. Raquel
    agosto 28, 2018

    Acabo de descubrir tu blog y me gusta mucho. Genial el señor de tu pueblo. Me lo guardo para seguir leyendo más.

    Responder

Deja tu comentario

Tu correo electónico no será publicado. Los campos obligatorios estan marcados con un *